NARRATIVAS ANTROPOLÓGICAS,
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RELATOS
Xiksamb najaw tyety ñix,* mito y ritualidad:
el movimiento de imágenes sagradas ikojts
en San Dionisio del Mar, Oaxaca
Xiksamb najaw tyety ñix, myth and rituality: the relocation of sacred images
ikojts in San Dionisio del Mar, Oaxaca
Angélica Vásquez Martínez
Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, INAH /
ang.vmz@hotmail.com
Franco de Jesús Mendoza Martínez
Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, INAH /
franko1285@hotmail.com
RESUMEN
Durante la pandemia de 2020, la comunidad de San Dionisio del Mar hizo al INAH una solicitud para el
movimiento y traslado de 16 imágenes religiosas a una Capilla Alterna, debido a los trabajos de restau-
ración que se efectuarán en el Templo Antiguo afectado por los sismos del 2017. Ante esta situación, un
equipo de la DAIC de la CNCPC-INAH, se trasladó a la localidad para trabajar en conjunto con el Comité del
Templo y llevar a cabo el movimiento de una manera adecuada. El trabajo interdisciplinario entre la
conservación-restauración y la etnografía contempla la vinculación social de las comunidades con sus
herencias culturales materiales e inmateriales, permite comprender las dinámicas sociales y prácticas
alrededor de las imágenes, así como su importancia, en este caso para los habitantes mareños y en es-
pecial hacia su Santo Patrón. La ritualidad, el mito, la tradición oral, el simbolismo y las formas de usos
y costumbres propias de esta comunidad oaxaqueña, son elementos que entran en juego durante y des-
pués del traslado de sus santos y tienen impacto en su tradición ancestral y en la configuración conti-
nua de su propia historia y cotidianidad comunitaria.
Palabras clave: San Dionisio del Mar, conservación-restauración, etnografía, trabajo con comunida-
des, trabajo de campo, patrimonio, ritualidad, COVID -19.
ABSTRACT
During the pandemic year of 2020, the community of San Dionisio del Mar made to the National Insti-
tute o Anthropology and History of Mexico (INAH) a request to transfer 16 religious images to a new
*Elegimos este título para el artículo, pues cuando se estaba realizando el movimiento, el sacristán Cri-
santo nos dijo que a nuestro regreso a la Ciudad eso íbamos a contarle a la gente: xik samb najaw Tyety
Ñix; la traducción es: fui a ver al Santo Patrón San Dionisio.
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chapel, due to the restoration work that will be carried out in their Old Temple affected by the ear-
quake that took place on 2017. Faced to this situation a team from the DAIC of the CNCPC-INAH, traveled
to this town to work together with the Temple Comitee (Comité delTemplo) for the adecuate manipula-
tion of the religious images. The interdisciplinary work between conservation-restoration and ethnog-
raphy, contemplates the social bonding of communities with their material and immaterial cultural
heritages. This allows us to understand the social and practical dynamics around images, as well as
their importance. Especially in this case, the importance that the community gives towards their “Santo
Patrón”. The rituality, the myth, the oral tradition, the symbolism and the forms of uses and typical
manners of this Oaxacan community, are elements that get inside the game during and after the
movement and manipulation of their saints, and have an impact on their ancestral tradition and con-
tinue configuration about their own history and community daily life.
Keywords: San Dionisio del Mar, conservation-restoration, ethnography, work with communities,
field work, heritage, rituality, COVID -19.
Fecha de recepción: 12 de enero de 2021
Fecha de aprobación: 15 de julio de 2021
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l presente artículo es resultado del trabajo reali-
zado por un equipo interdisciplinario confor-
mado por una restauradora y un etnólogo de la Di-
rección de Atención Integral a Comunidades (DAIC)
de la Coordinación Nacional de Conservación de
Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, la cual tiene la
función principal de atender a las comunidades del
país que solicitan apoyo para resolver las problemá-
ticas de conservación de su patrimonio cultural.
En el mes de marzo del 2020, llegó a la DAIC una
solicitud por parte del encargado y el secretario del
Comité del Templo Católico de San Dionisio Areopa-
gita en San Dionisio del Mar, Oaxaca. Ellos comuni-
caron que, debido a las afectaciones de los sismos del
2017 en su templo antiguo, que data del siglo XVIII,
habían tomado la decisión de construir una capilla
alterna en donde pudieran resguardar a sus santos
dignamente, poniendo mucho énfasis en su patrón
San Dionisio. Su preocupación se centraba en que las
imágenes habían permanecido en el templo apunta-
lado por casi ya tres años y podrían sufrir daños
debido a la constante filtración de humedad en época
de lluvias y por el estado actual del inmueble.
Al momento que tuvimos el primer contacto me-
diante una videollamada, el secretario del comité, Er-
nesto Aragón, nos mencio la necesidad del cambio
de lugar del patrón, pero tambn expresaba la preo-
cupación que los miembros del comité y también de la
comunidad estaban viviendo a causa de la intención de
realizar el movimiento, pues significaba para ellos un
cambio radical para su sistema mitológico, histórico y
tradicional, debido a que el patrón Tyety Ñix (san Dio-
nisio) nunca se había movido de su lugar original.
El interés de presentar este trabajo, estriba en
mostrar los fenómenos que se generaron y que gira-
ron alrededor del movimiento y cambio del lugar de
los santos y en especial del Santo Patrón, y ha-
blar sobre la aproximación social de la conservación-
restauración para ejecutar acciones directas en imá-
genes sagradas. También nos interesa presentar
aspectos que se tomaron en cuenta durante las ac-
ciones de conservación que se realizaron en conjunto
con la comunidad de San Dionisio del Mar, los cuales
permitieron un acercamiento y una visión más cer-
cana hacia la interpretación, apropiación y a las rela-
ciones que establece dicha comunidad con su patri-
monio vivo y su valoración, así como su significado.
La metodología empleada durante la ejecución de
las acciones de conservación preventiva y traslado de
las imágenes parte desde las experiencias y aproxi-
maciones sociales a la conservación del patrimonio,
que se han venido fortaleciendo en México por lo
menos en las últimas tres cadas, tanto en la for-
mación de restauradores en la ENCRyM-INAH y duran-
te la ejecución de proyectos con comunidades y el
desarrollo de un área especializada de la CNCPC-INAH,
pues en nuestro país gran parte del patrimonio se
encuentra bajo el resguardo de las comunidades
originarias y distintos actores sociales, y éste consti-
tuye parte de su historia, configuración de identidad,
memoria y construcción social.
La vinculación con las comunidades tiene como
objetivo conocer y tomar en cuenta la valoración,
expectativas y significados de su patrimonio y hacer-
los partícipes en su conservación a corto y largo plazo.
Estas aproximaciones cada vez toman mayor relevan-
cia e involucran a las personas en la conservación de
su patrimonio e incluso de su entorno natural.
Ese tipo de aproximación contempla los senti-
mientos y explicaciones de los integrantes de las
comunidades con respecto a sus imágenes y sus
bienes culturales. Ello exige una especie de vínculo
entre la visión institucional y la de los sujetos socia-
les sobre lo que se considera como patrimonio cultu-
ral. Se describen las situaciones vividas antes y du-
rante el trabajo de campo a partir de la experiencia
empírica y también de los testimonios y actitudes de
los miembros de la comunidad ante los aconteci-
mientos que se presentaron durante el movimiento
de las imágenes. También se indagó sobre la historia
local y oral para establecer conexiones con el mo-
mento actual que se estaba viviendo.
Ese evento, en atención a sus herencias cultura-
les, tuvo un impacto dentro de lo intangible, no sólo
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en una forma de vida comunitaria superficial, sino
en un sistema profundo de pensamiento que se ma-
nifiesta en diferentes esferas íntimamente relaciona-
das; la ritualidad, el mito, la dimensión simbólica a
través del lenguaje, los sueños y la historia local, son
elementos del engranaje que puso a funcionar ese
sistema comunal en un momento de crisis y de cam-
bio para llegar a un objetivo. Además, nos integra-
mos a su sistema como elementos exógenos, es de-
cir, muel (gente de fuera o extranjera); para ese caso
en particular, como especialistas con conocimientos
que ayudarían a llevar a cabo el movimiento de una
manera segura para evitar dañar sus imágenes, ge-
nerando una verdadera corresponsabilidad entre la
comunidad y nosotros.
Como se puede notar, son varios los factores que
dotaban de un corpus de retos a un trabajo de esas
características: por una parte, las problemáticas de
conservación a resolver, que no sólo implican las con-
sideraciones técnicas respecto al estado de conserva-
ción de la materia y estrategias para el movimiento de
los bienes en riesgo, sino también tomar en cuenta los
aspectos inmateriales que rodean a estas imágenes en
uso. Por otro lado, el establecimiento de un diálogo
constante con los custodios, para realizar un trabajo
en conjunto, respetando en todo momento lo que
señalaban sus usos y costumbres a través de los ritua-
les. En este aspecto escuchamos sus necesidades, para
poder establecer una aproximación que permitiera
dar continuidad a los significados de las imágenes y
asegurar su conservación.
Esos retos, además, se encontraron inmersos en
un contexto inédito ante la crisis sanitaria causada
por la pandemia de COVID-19, que durante 2020 tuvo
un gran impacto en la sociedad, así como en los traba-
jos de campo, y ante la cual se buscaron estrategias
para cumplir con la misión del INAH, que es la salva-
guarda del patrimonio a través de sus especialistas.
Esperamos ser fieles a lo que queremos transmi-
tir al interesado lector, pues fue un momento de
vivencia única, como lo es cada comunidad y sus
formas culturales.
Una mirada a San Dionisio del Mar
San Dionisio del Mar es una comunidad ubicada en
el istmo de Tehuantepec, Oaxaca; pertenece al distri-
to de Juchitán de Zaragoza. Colinda al norte con
Juchitán, Unión Hidalgo, Santiago Niltepec y San
Francisco del Mar; y al este y oeste con la Laguna
Superior o Mar Santa Teresa. Cuenta con dos agen-
cias municipales: Huamuchil, San Dionisio Pueblo
Viejo y una ranchería: Playa Copalito, pertenece a
uno de los cuatro pueblos denominados huaves o
ikojts (verdaderos nosotros) con los que comparte
etnicidad: San Mateo del Mar, San Francisco del Mar
y Santa María del Mar. La población total del muni-
cipio era de 5127 personas para el 2015.1
Aunque practican la agricultura basada princi-
palmente en el maíz, el sorgo y la siembra de algu-
nos frutos como la sandía y el mango, los mareños
de San Dionisio tienen en el mar su principal activi-
dad por medio de la pesca, esto hace que mantengan
una relación estrecha con su ecología, tomando éste
término acuñado por Philippe Descola cuando men-
ciona: “La aportación del etnólogo a un enfoque
ecológico en el sentido amplio consiste más bien en
mostrar la parte de creatividad que cada cultura
pone en su manera de socializar la naturaleza”.2 En
este sentido, los ikojts se relacionan de manera muy
cercana con todos los elementos que componen su
idea, materia, modos de producción y de acción de
su mundo social.
Los vientos (norte y sur), el mar, la tierra, los as-
tros, las personas, los animales, las autoridades y por
supuesto los santos y el Santo Patrón, forman parte
del sistema, al mismo tiempo que generan acciones
para hacer funcionar su vida. Esta relación no se
trata de una visión idílica del entorno, pues los ma-
reños son conscientes de lo hostiles que se pueden
tornar esos elementos: las personas se pueden aho-
1 Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social), “Informe anual sobre
la situación de pobreza y rezago social” (México: Sedesol, 2017).
2 Philippe Descola La selva culta: Simbolismo y praxis en la
ecología de los Achuar [en línea] (Lima: Institut français
d’études andines, 1988) (generado el 27 marzo 2017), acceso el
15 de noviembre de 2021, DOI: 10.4000/ books.ifea.1600, 13-14.
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gar en el mar; el “corta mortaja” (un ave del monte)
es un espíritu que puede causar la muerte si vuela
alrededor de la casa de alguien; las autoridades ha-
cen política que a veces no funciona; el patrón puede
castigar y, por supuesto, hay un mal (coronavirus)
que te puede matar. Debido a ello, se deben seguir
ciertos lineamientos y mecanismos que tienen que
ver con la ritualidad, la memoria y la creencia para
evitar estos males.
Los pobladores del Municipio de San Dionisio del
Mar conservan diversas manifestaciones culturales
expresadas en sus tradiciones y relaciones sociales;
la lengua Umbeyajts (huave) es uno de los principa-
les sustentos de su identidad aunque no es el único
pues existen otros elementos como la organización
comunitaria, el tequio o servicio como forma de
cooperación y su sistema de usos y costumbres que
reconoce la pertenencia y el arraigo y que está sus-
tentado en el sistema de cargos, “esta institución se
presenta a lo largo de las regiones indígenas del país
con la forma de dos jerarquías simultáneas que ope-
ran en distintos ámbitos, uno de los cuales se extien-
de sobre las formas de gobierno tradicional y otro
sobre los espacios de reproducción simbólica”.3
Queremos remarcar el carácter simbólico expre-
sado principalmente en el lenguaje, la memoria y la
tradición. En el caso de los cargos del Comité del
Templo (con los que tuvimos relación), también
queremos destacar su carácter religioso. Son muchas
las definiciones que se han dado a este concepto
según la perspectiva que se tenga del fenómeno,
pero para el caso que nos ocupa queremos abordarla
como una respuesta de las sociedades ante aconte-
cimientos que no pueden controlar del todo, y que
generan una suerte de incertidumbre. Los antropó-
logos Beals y Hoijer la definen “Como resultado de
este tipo de acontecimientos, que perturban el curso
uniforme de la actividad cotidiana, todas las socieda-
des que conocemos desarrollan ciertas formas de
comportamiento, destinadas a precaverse, por un
3 Saúl Millán Valenzuela, “Etnografía de un pueblo del mar”,
Diario de Campo: Ritos de paso 2, núm. 56 (2002), 3.
medio u otro, contra lo inesperado, y a controlar
mejor las relaciones del hombre con el universo en
que vive”.4 Como lo mencionamos en la introduc-
ción, existía incertidumbre por parte de los habitan-
tes de San Dionisio causada por una situación no
prevista, ante la cual tenían que implementar meca-
nismos que generaran certidumbre y eficacia.
Reconfigurando la historia
de San Dionisio del Mar: un trabajo colectivo
Para entender el subtítulo que hemos colocado aquí,
empezaremos por el final del movimiento de los
santos a su nuevo espacio. Cuando estábamos por
despedirnos de los miembros del comité, nos dijeron
que ya formábamos parte de su historia como co-
munidad, pues habíamos participado de un aconte-
cimiento sin precedentes.
Con reconfiguración nos referimos a las acciones
y fenómenos del mito que se repiten en la actualidad
y que tienen una correspondencia entre el presen-
te/pasado, las cuales, además, vuelven a configurar
aspectos de la historia local, en este caso los del pa-
trón san Dionisio. Podemos mencionar la necesidad
de construir un nuevo espacio donde pudiera que-
darse; el temor de una “castigo” por parte del patrón
por moverlo de su lugar y la incertidumbre de que al
siguiente día se regresará al templo antiguo. En ese
contexto, retomamos lo propuesto por Johannes
Neurath, cuando menciona uno de sus objetivos:
“Sobre todo, quise demostrar que el estudio del ri-
tual aporta elementos para revalorar la compatibili-
dad entre la tradición y la modernidad indígenas”.5
En ese sentido, el ritual no es sólo un reflejo del pa-
sado mítico, sino un fenómeno que aborda situacio-
nes de lo contemporáneo y por esta razón reconfigu-
ra la historia local de quienes lo practican.
4 Ralph Beals y Harry Hoijer, “religión”, en Mito, rito, símbolo:
lecturas antropológicas, recop. de Fernando Botero y Lourdes
Endara (Quito: Instituto de Antropología Aplicada, 2000), 5.
5 Johannes Neurath, Someter a los dioses, dudar de las imágenes.
Enfoques relacionales en el estudio del arte ritual amerindio
(Buenos Aires: Sb Editorial, 2020).
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Algo importante de recalcar es el hecho de que los
fenómenos a los que nos referimos están enmarca-
dos en una serie de circunstancias que hicieron del
movimiento de los santos un crisol en donde se fun-
dieron, por un lado, el cambio en el mito y en su
historia que ya mencionamos; la alteración que su-
frió la relación de la comunidad con el templo y con
El Patrón a raíz de los sismos de 2017 y, por supues-
to, la pandemia que actualmente vivimos. Debido a
esta última, como muchas otras comunidades del
país, en San Dionisio se colocó un cerco sanitario en
la entrada de la localidad para evitar que pudieran
acceder personas de otros lugares (especialmente de
las ciudades).
Llegar al sito en plena pandemia con semáforo
naranja impli asumir riesgos, tanto por la propia
integridad durante el traslado, como el miedo ante
la posibilidad de transportar el virus a un lugar
donde sólo se habían registrado 3 casos, recupera-
dos, hasta el mes de septiembre de 2020. Para
minimizar el riesgo se tomaron todas las precau-
ciones necesarias para la seguridad de sus habitan-
tes y de los comisionados; permanecimos en casa
totalmente aislados más de dos semanas antes de
salir de viaje, y tomamos todas las medidas posi-
bles para evitar riesgos durante el traslado. Otra
medida importante fue realizar una plática me-
diante videollamada, para informarle al Comité del
Templo sobre el protocolo de salidas de comisión
desarrollado en la CNCPC, el cual se debería llevar a
cabo durante nuestra visita, solicitando que, para
evitar aglomeraciones, lo acudieran las personas
necesarias para realizar los movimientos. Ellos
mismos sugirieron que el movimiento debía de ser
discreto, ya que la gente querría ver al Patrón; de
igual manera, se pidió procurar la sana distancia,
usar cubrebocas, alcohol gel y les proporcionaría-
mos guantes que servirían tanto para la protección
personal como para la adecuada manipulación de
las imágenes; a esto se sumó el uso de casco debido
a que se iba a trabajar en la zona inestable y apun-
talada del inmueble.
Para llegar tomamos un vuelo a Ixtepec, un taxi a
Juchitán y luego otro a San Dionisio del Mar. El día
que llegamos, el cerco sanitario estaba especialmente
activo pues era el 29 de septiembre y el 1 de octubre
es el inicio de la festividad del Patrón, la cual dura
poco más de una semana, y culmina el 9 de octubre
con el “día grande” de la fiesta. Ello ocasiona que
muchos comerciantes de diferentes lugares lleguen
para ofrecer sus productos en la feria que tradicio-
nalmente se coloca, y precisamente la restricción a
esas personas era el objetivo del cerco, puesto que,
por disposición oficial, la feria estaba suspendida y
tuvimos que explicar el motivo de nuestra presencia
y nuestra cita en el Templo. Es importante mencio-
nar estas fechas porque para el Comité era indispen-
sable que para el de octubre el Patrón y los santos
ya estuvieran en la Capilla Alterna, pues a las 4 de la
madrugada de ese día le cantan sus mañanitas, ra-
zón por la cual fue necesario acudir a la comunidad
en medio de la pandemia.
Llegamos al templo con todo el equipo y nuestros
cubrebocas. Pudimos percibir que prácticamente na-
die lo usaba; sin embargo, al llegar al templo, los
miembros del comide la Iglesia ya nos estaban es-
perando todos con sus cubrebocas, con actitud muy
colaborativa. Hubo un recibimiento por parte de los
principales miembros del comité: el encargado, el
secretario, el fiscal, el maestro de capillas los 3 sacris-
tanes y 3 socios católicos. Primero se hizo una presen-
tación en la cual se menciola importancia de llevar
a cabo el movimiento adecuadamente y en qué consis-
tirían las actividades que se iban a realizar para tras-
ladar las imágenes con la mayor seguridad posible.
Acudimos a la capilla alterna para conocer el nuevo
sitio donde se resguardarían las imágenes temporal-
mente; para ese momento todavía se trabajaba en
detalles y acabados, pero prácticamente el lugar estaba
listo tras varios meses de esfuerzos por parte de los
ikojts para su construcción. Cabe mencionar que dicha
capilla fue construida mediante la voluntad, tequio y
recursos de la propia comunidad, con el objetivo de
tener un lugar digno para sus imágenes; además, los
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trabajos se habían acelerado para concluir lo más
pronto posible, pues urgía realizar el traslado ya que
habían recibido el anuncio de que los trabajos de res-
tauracn del templo antiguo comenzarían a finales del
o. Además, venía la fiesta del Patrón y el comité
quería brindarle la sorpresa a “los pisanos” de volver a
celebrarlo, ahora en su nueva capilla.
Las imágenes religiosas que trasladamos a la
nueva capilla con la colaboración del Comité de
Templo, datan de una temporalidad aproximada que
va del siglo XVII al XIX, y comprenden 10 esculturas
policromadas: Patrón Tyety Ñix San Dionisio, San
Dionisio Obispo, Virgen del Rosario, San Juan Bau-
tista, dos cristos de Esquipulas, Cristo Jesús Crucifi-
cado, dos Santas Teresas y un Niño Dios, además de
cinco cruces de madera referentes a la Semana Santa
y un atril, considerados también como bienes mue-
bles históricos, competencia del INAH. En su mayoría
son imágenes principales que siempre se han encon-
trado en culto, a su alrededor giran prácticas y ritua-
les específicos que vienen desde tiempos inmemoria-
les, constituyen un patrimonio vivo y tienen una
continuidad para los ikojts, quienes han tenido per-
manentemente su resguardo y cuidados.
La cubierta del templo antiguo se encontraba
apuntalada; nos percatamos que los daños derivados
de los sismos de 2017 ocasionaron filtraciones de
agua y humedad constante en el muro del retablo
principal y sus nichos, lo cual afectó directamente a
siete esculturas, que se encontraron inestables, por
lo tanto, requerían de tratamientos específicos para
estabilizar su materialidad antes de some-
terlas al movimiento.
Las acciones de conservación implica-
ban una serie de observaciones para de-
terminar la condición en la que se encon-
traban las imágenes y debían de realizarse
de manera eficiente, para tomar las deci-
siones adecuadas en poco tiempo y así eje-
cutar las intervenciones.
Se requería entrar en contacto directo
con las imágenes para su revisión, por lo
que fue necesaria una intersección entre la
restauradora y cada santo; dicho enlace se
realizó por medio del sacristán Crisanto
Canseco, quien en su idioma materno, um-
beyajts, solicitaba permisos y peticiones
para examinarlos, tocarlos, retirar vesti-
mentas, tomarles fotografías o realizar algún proce-
dimiento de estabilización, el cual consistía en la
aplicación de materiales especiales, para adherir
zonas de capas pictóricas que estaban inestables o
incluso a punto de perderse.
Los permisos y peticiones tenían la intención de
que los santos consintieran las acciones y pudieran
estar en buenas condiciones para irse temporalmen-
te a la capilla nueva. Esa experiencia fue particular-
mente emotiva ya que desde esta perspectiva se pue-
de apreciar directamente la apropiación y valoración
de un bien cultural, e incluso verse inmerso en el
diálogo con lo divino. Las preocupaciones e incerti-
dumbre eran compartidas con los miembros de la
comunidad pues no sabíamos qué sucedería al hacer
el movimiento; así, después de pedir permiso ocu-
rrían espacios de tiempo con mucha expectación,
Comité del Templo Católico de San Dionisio Areopagita, 2020. Fotografía de
Angélica Vásquez Martínez CNCPC-INAH.
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largos momentos de silencio, concentración y horas
en las que no se sentía calor, cansancio o sed.
Realizar el movimiento y traslado de las imá-
genes implicó la coordinacn y organizacn de
los integrantes del Comité, ya que se necesitaba
diseñar las trayectorias y tomar precauciones
para poder liberar las esculturas desde las entra-
ñas del apuntalamiento, además de advertir cn-
tas personas se requean para cargar cada ima-
gen puesto que algunas eran muy pesadas.
Además, se colocaron materiales de embalaje para
su protección y se indi la manera adecuada de
manipularlas ya que algunas se encontraban deli-
cadas. Fue notable el entusiasmo y la participa-
cn del equipo de trabajo, pues brindaban algu-
nas propuestas, además de contar con su valioso
conocimiento de nudos, debido a que la mayoría
de ellos se dedican a la pesca.
Procesos de estabilización de la escultura después de pedir per-
miso. Fotografía: Franco Mendoza CNCPC-INAH.
Un momento relevante de narrar es el movimien-
to de la imagen de San Dionisio Obispo (otra repre-
sentación de san Dionisio distinta a la del Patrón
Tyety Ñix), las maniobras en este caso fueron com-
plicadas puesto que se encontraba en el nicho más
alto y los miembros del Comité tuvieron que desar-
mar su puerta. Posteriormente se observó que su
estado de conservación no era bueno debido a su
constante exposición a la humedad; así, a pesar de la
intervención de estabilización que se realizó in situ y
que duró horas, era necesario que su traslado se
llevara a cabo con suma delicadeza. Fue un procedi-
miento exhaustivo porque la imagen era muy pesa-
da, por ello, los miembros del comité fueron cargán-
dolo en equipos y pausadamente, a través del
apuntalamiento.
Traslado de San Dionisio Obispo. Fotografía: Angélica Vásquez
Martínez CNCPC-INAH. La comunidad autorizó la publicación de la
fotografía bajo la condición de velar el rostro del santo patrón.
Al finalizar esa labor, los señores del comité se
dieron el tiempo para contemplar la imagen, pues
nunca antes la habían visto tan cerca (ni a los demás
santos) por lo que existió un momento de reconoci-
miento o aproximación a sus características, ante lo
cual hicieron preguntas acerca de su manufactura y
antigüedad. Por último, se le rezó un rosario a San
Dionisio Obispo, dirigido por la señora Guadalupe
Ramos (especialista en rezos), quién le pidió a la
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imagen que permitiera ser trasladada con bien a la
capilla alterna, ya que debido a las complicaciones y
el gran esfuerzo que se realizó para su movimiento,
se llegó a pensar que tal vez no quería abandonar el
templo antiguo.
Una vez que las esculturas eran bajadas del nicho,
se llevaban a la sacristía, donde se les practicaba una
limpieza superficial y se colocaban en sus andas para
llevar a cabo la respectiva procesión del templo anti-
guo a la capilla alterna. Como parte del ritual tam-
bién se les acomodaron sus vestimentas. Durante el
recorrido de cada una de las imágenes, la señora
Guadalupe dirigía los rezos y el rosario y les pedía
que se dejarán mover a su nuevo sitio, esto mientras
uno de los sacristanes ahumaba con copal el camino
de cada uno de los santos. Los traslados se hacían en
la madrugada; el tratarse de pequeñas procesiones y
que cursaran en la oscuridad las dotaba de un am-
biente especial, pues por lo regular se efectúan du-
rante el día, lo único que ocurre durante la madru-
gada es el toque de campanas por parte del
sacristán. Estos repiques eran como una especie de
anuncio que los traslados iban a comenzar.
Todos esos elementos hicieron del movimiento un
acontecimiento sui generis, ya que se
estaba reconfigurando su historia
local y oral por un movimiento que
nunca se había efectuado, pero tam-
bién existía un cambio en cuanto a lo
tradicional, pues normalmente la
comunidad acude al templo cuando
se hace algo referente al Patrón debi-
do a su importancia, pero en esta
ocasión no podría ser así.
En cuanto al ritual, nos permitió
insertarnos a su sistema de pensa-
miento/acción, siguiendo a los nue-
vos abordajes en cuanto a las rituali-
dades indígenas. Estamos de acuerdo
en que son fenómenos que tienen
que ver con la actualidad de las co-
munidades y los grupos que los prac-
tican. Alrededor de ellos existen conflictos, incerti-
dumbres y rupturas actuales, además de que su ac-
cionar genera mecanismos de regulación y diálogo
con otros seres en esos momentos de crisis. Podemos
hacer una comparación con Johannes Neurath6 cuan-
do habla sobre su experiencia con los rituales huicho-
les: “En los huicholes participamos en rituales en
donde se establecen negociaciones complejas con
seres que pertenecen a ámbitos de la alteridad, y del
resultado de estos arreglos depende ‘nuestra vida’,
tatukari, es decir, no solamente la vida de los indivi-
duos que practican esos rituales, sino hasta cierto
punto también la de otros seres e, incluso, la del pla-
neta”. En ese sentido, el ritual que realizaron los ma-
reños de San Dionisio es una acción, porque resolvió
una problemática vigente; y se relaciona con su pen-
samiento, puesto que creen firmemente en su eficacia.
Necesitaríamos un espacio superior para abordar
cada uno de los santos que se movieron a la nueva
capilla, por lo que ahora nos concentraremos en
hacer énfasis en el Patrón Tyety Ñix (san Dionisio),
no por un capricho nuestro, sino que la misma co-
munidad era quien le daba mayor relevancia debido
a su jerarquía.
6 Idem.
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Tyety Ñix, un patrón milagroso
El Patrón San Dionisio o Tyety Ñix, en idioma um-
beyajts, es pronunciado como (Tet Nish) y la traduc-
ción del significado se aproxima a la de un “Padre
Sagrado”. La imagen del santo es representada como
un hombre de pie (algunos lo perciben joven y otros
viejo), va con los brazos extendidos hacia enfrente y
sus palmas dirigidas hacia arriba, en ellas sostiene
un libro rojo sobre el cual se encuentra su cabeza,
decapitada, como símbolo de su martirio. Su rostro
es de tez grisácea, su semblante es serio y su mirada
se encuentra dirigida hacia arriba. Viste una casulla
y una mitra de obispo con ornamentos fitomorfos
(figura 5) El santo es celosamente resguardado ante
la vista de las personas, impidiendo ser fotografiado;
además, se asegura que aunque se le intenten tomar
fotografías estas salen oscuras o borrosas ya que él
no permite ser retratado.
Tyety Ñish es un imperativo para la vida social de
los habitantes de San Dionisio del Mar, influye en
muchas de las esferas que reproducen la comunali-
dad de los mareños y su relación con el entorno; en
la producción de la pesca y de la agricultura a través
de las lluvias, pues son ellas las que proveen a la
tierra de fertilidad, a los mares de suficiente nivel de
agua para que exista la pesca, que es el sustento de
muchas familias, es decir, en su economía. También
es el motor de la vida religiosa, pues se encuentra en
la cumbre de la jerarquía de los santos que compo-
nen sus divinidades dentro del templo. Además de
que políticamente debe de ser incluido en las formas
de organización comunitaria, mediante las ritualida-
des que las distintas autoridades locales deben de
realizar en momentos específicos, como la fiesta
patronal o la petición de lluvias a Cerro Cristo. Con
política no nos referimos sólo a las actividades que
se realizan en el Ayuntamiento Municipal, pues en
una comunidad como San Dionisio del Mar, la ma-
yordomía, la Asamblea Comunitaria, los cargos del
Comité del Templo y las festividades de su calenda-
rio litúrgico son elementos que componen y que
influyen en la vida política local. Con esto queremos
recalcar la importancia que Tyety Ñix tiene para la
vida social de San Dionisio en su conjunto.
Aunque, en efecto, el Patrón San Dionisio es una
escultura policromada probablemente del siglo XVII o
XVIII, de acuerdo con sus características formales,
queremos recalcar que no puede ser visto ni tratado
como un objeto, pues está dotado de apropiación,
intencionalidad y agencia lo mismo ocurre con los
otros santos, tiene existencia y presencia subjetivas
y es parte de la sociedad de San Dionisio del Mar.
Bruno Latour, en su libro Nunca fuimos modernos,7
habla sobre la existencia de híbridos, los cuales tie-
nen la característica de ser cuasi objetos/cuasi suje-
tos. Esos híbridos son los que durante mucho tiempo
fueron denominados como objetos dentro de la
tradición moderna cartesiana la cual Latour inten-
ta superar. No nos podemos aventurar diciendo que
el Patrón sea visto como una persona, pero esta-
mos seguros de que la comunidad católica mareña
no lo objetiviza.
Ante la situación actual de crisis causada por la
pandemia, Tyety Ñix también ha hecho acciones
para proteger a sus hijos ikojts. Los mareños dicen
que el Patrón en algún momento tomó el virus y lo
fue a arrojar al mar en algún punto remoto. Pode-
mos ver claramente la intencionalidad de san Dioni-
sio, así como su importancia capital, además de la
relación íntima con los elementos de su entorno.
La llegada de Tyety Ñix
Dentro de la iconografía occidental, una de las fuen-
tes hagiográficas del siglo XVII menciona que San
Dionisio Areopagita era un juez del Aerópago ate-
niense en el siglo I, fue testigo del eclipse sucedido
durante la Pasión de Cristo y posteriormente se con-
virtió al cristianismo, haciéndose discípulo del após-
tol san Pablo y fue nombrado obispo de Atenas. Fi-
nalmente, fue enviado a las Galias por el papa san
Clemente para predicar el Evangelio y por esta causa
fue martirizado, sentenciado a muerte y decapitado
7 Bruno Latour, Nunca fuimos modernos: ensayo de antropología
simétrica. (Buenos Aires: Siglo XXI, 2007), 15-21.
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en París junto a sus compañeros un 9 de octubre,
“Pero sucedió después un milagro de grande admira-
ción. Levantóse el cuerpo de san Dyonisio en pie y
tomó su propia cabeza en las manos [...] Anduvo el
santo con su cabeza en las manos como dos millas”.8
Dichos elementos iconográficos distintivos de san
Dionisio se hallan visiblemente en el Patrón Tyety
Ñix (san Dionisio), pues en su composición se obser-
va que porta vestimenta y mitra de obispo, además
de llevar en las manos su cabeza sobre un libro. Sin
embargo, la concepción por parte de los ikojts es
diferente al pensamiento europeo y cuenta con su
propia mitología.
Dibujo que representa
a Tyety Ñix, ya que
no es posible tomarle
fotografías. Angélica
Vásquez 2021.9 Fotografía:
Angélica Vásquez
Martínez CNCPC.INAH.
8 Pedro de Rivadeyra, Flos Sanctorum, ó libro de la vida de los
santos, 3a parte (Barcelona: Vicente Surià, 1688), acceso el 135 de
noviembre de 2021, https://books.google.com.mx/books?id=iL
9QAAAAcAAJ&printsec=frontcover&dq=FLOS+SANCTORUM&hl=
es&sa=X&ved=2ahUKEwihiuD28ZTuAhVCMawKHTPXBfIQ6AEw
AHoECAMQAg#v=onepage&q=FLOS%20SANCTORUM&f=false.
9 Debido a que la comunidad no permite publicar fotografías de
Tyety Ñix, dieron su consentimiento para la elaboración de un
dibujo, mediante una reunión con el Comité del Templo.
Hay variantes sobre el mito que cuentan la forma
en la que El Patrón llegó a la comunidad, aunque
todos tienen la misma estructura. Tomáremos el
más difundido y no en toda su extensión.
Es difícil determinar exactamente cómo llegaría
esta imagen a los territorios actuales de San Dionisio
del Mar, si bien el templo antiguo es del siglo XVIII,
míticamente los mareños cuentan que hace mucho
tiempo, cuando no existía aún San Dionisio del Mar
como comunidad, llegaron tres hermanos: San Fran-
cisco, San Mateo y San Dionisio, al territorio de las
lagunas inferior y superior. Ellos debían elegir una
porción de tierra para fundar su pueblo y ahí edificar
cada quien su templo, que sería su casa de cada uno.
El territorio que más les gustó a los tres hermanos
fue el que actualmente ocupa el municipio de San
Dionisio del Mar. Como los tres querían quedarse ahí
pero no podía ser posible hicieron política,10 sa-
liendo victorioso San Dionisio.
Entonces Tyety Ñix, empezó a construir su tem-
plo en San Dionisio Pueblo Viejo (una de las dos
agencias actuales), pero no la terminó, pues lo dejó
sin techo11 y así permaneció por largo tiempo. Cuan-
do pasó el tiempo, los tijkiuel (gente antigua), se
vieron en la necesidad de cambiar de territorios,
pues en Pueblo Viejo no tenían suficiente tierra para
practicar la agricultura y pastorear a su ganado, por
lo que decidieron mudarse a lo que actualmente es
San Dionisio del Mar, ya que es un territorio más
extenso. Entonces, la mayoría de familias de Pueblo
Viejo empezaron a mudarse, pero Tyety Ñix seguía
allá. Una de las necesidades que enfrentaron los
habitantes de Pueblo Viejo fue el hecho de llevar al
patrón a lo que sería su nueva casa, pero en el nuevo
asentamiento no había una iglesia. Por esta razón
varias veces el patrón regresaba a Pueblo Viejo; lo
traían de nuevo a Pueblo Nuevo, pero al siguiente día
aparecía en Pueblo Viejo. Las personas pensaron y
10 Los ikojts comparan la política que hicieron los tres hermanos
a la forma actual, como una lucha de intereses.
11 Actualmente, en San Dionisio Pueblo Viejo existen los restos de
aquel primer templo no acabado.
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llegaron a la conclusión de que la razón por la cual El
Patrón no quería quedarse era porque no tenía una
casa (su templo) digna, por lo que decidieron cons-
truir un nuevo templo y así es como se quiso quedar
en el nuevo territorio, adquiriendo su nombre ac-
tual: San Dionisio del Mar Pueblo Nuevo.
Desde ese entonces El Patrón Tyety Ñix había
permanecido en su lugar; ahí en el nicho del retablo,
y no debía moverse porque ello traería alguna “des-
gracia” para los mareños. Alguna vez uno de los
sacerdotes que oficiaba una misa en el Templo deci-
dió sacar al Patrón para hacer una pequeña proce-
sión en las calles principales del pueblo, pues se es-
taba llevando a cabo la fiesta patronal. Durante estos
días de celebración, los mareños queman muchos
cuetes en honor al Patrón, los cuales resguardan
dentro del templo. En aquella ocasión, al momento
de intentar moverlo, de la nada todos los cuetes que
se encontraban dentro del templo se quemaron,
provocando un momento de angustia para todas las
personas que se encontraban presentes. Los mare-
ños dicen que eso pudo haber causado la muerte de
varias personas, pero agradecen que no haya sido
así; sin embargo, explican que fue una manifestación
clara de que Tyety Ñix no quería que lo movieran de
ahí ni si se intentara nuevamente, pues podría haber
otra reacción de esas características.
Ésa es la parte del mito que nos parece importante
presentar, pues, como es claro, está relacionado estre-
chamente con el movimiento que se pretendía hacer
por parte del comien conjunto con nosotros como
comisionados. Aquí es donde existía la preocupación
de los mareños: el patrón nunca se había movido de
su lugar y la incertidumbre de lo que pudiera pasar al
moverlo. Es necesario hacer énfasis en este mito como
un hecho de verdad para los mareños y que, “esta
historia se considere absolutamente verdadera (por-
que se refiere a realidades) y sagrada (porque es obra
de los seres sobrenaturales)”.12 pues no es del todo
12 Mircea Eliade, “La estructura de los mitos: la importancia del
mito vivo”, en Mito, rito, símbolo: lecturas antroplógicas, recop.
manipulable por parte de los hombres, aunque
cumplen una función importante.
Hay una correspondencia crucial que se repite del
mito: la necesidad de construir un nuevo espacio
para que El Patrón se pueda mover y permanecer en
el nuevo sitio, así como las dificultades que esto sig-
nifica. De ahí que el mito sea un hecho de verdad,
pues no se trata sólo de un cuento o una historia,
sino que tiene impacto en una realidad concreta
actual. A esa incertidumbre se le puede sumar el
hecho de que, una vez que ocurrió el sismo de 2017,
la razón por la que el Templo no se cayó por comple-
to es porque el patrón se quedó sosteniéndolo, gene-
rando una preocupación más: cuándo lo muevan,
¿quién va a sostener el Templo?
Los sueños: un cambio anunciado
Antes del movimiento, los miembros del Comité
tenían una sensación de incertidumbre, pero al
mismo tiempo de tranquilidad, pues ellos creían que
el movimiento debía realizarse. Esta decisión no era
arbitraria, pues lo hacían por el bien del Patrón, para
que estuviera en mejores condiciones, ya que, de
seguir en el templo antiguo, el desplome de la cu-
bierta o las condiciones de humedad podrían dañar-
lo. Pero además existía otra razón por la que creían
firmemente que hacían lo correcto: los sueños. En
efecto, los sueños son el medio por el cual El Patrón
se manifiesta con los habitantes de San Dionisio. El
sacristán del templo nos contó que varias personas
habían soñado con Tyety Ñix, quien les comunicó
que ya no quería estar ahí en el Templo Antiguo.
El sacristán nos platicó que antes de que se de-
cidieran a hacer el movimiento del patrón a la nue-
va capilla tuvo un sueño que no entendía, pero sa-
bía que tenía significado, el cual pudo entender
hasta que se realizó. Soñó que entraba al templo
antiguo (aún sin daños) y que comenzaba a ocurrir
un terremoto muy fuerte (como el de 2017), enton-
ces pensó en la integridad del Patrón y en ese mo-
de Fernando Botero y Lourdes Endara (Quito: Instituto de An-
tropología Aplicada, 2000).
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mento tomó una guía de sandías que estaba en el
piso, con ella amar al Patrón y lo colocó en su
espalda, y sujetándolo con la guía lo sacó del tem-
plo, que ya estaba a punto de colapsar. Una vez
afuera y a salvo El Patrón, se derrum todo; en-
tonces llegaron los habitantes, preocupados porque
Tyety Ñix se había quedado bajo los escombros,
entonces el sacristán empezó a decirles que no se
preocuparan porque él ya lo había sacado entes del
derrumbe. Cuando despertó, no podía explicarse la
razón del sueño, pero si tenía claro que algo” le
quiso decir el Patrón. Durante el movimiento de los
santos a la capilla alterna, todo fue claro para él:
había soñado eso porque él iba a sacar a Tyety Ñix
del peligro en el que se encontraba, pues al ser el
sacristán mayor, fue quien tuvo una participación
más directa, cercana y en conjunto al momento de
mover a San Dionisio.
Un ritual para Tyety Ñix
Antes de que se empezara con el movimiento de los
santos a petición del comité nos pidieron que se
revisara y se trasladara primero al patrón San Dioni-
sio, debido a la importancia que tiene para la comu-
nidad; por lo tanto, se realizaron los preparativos
para poder moverlo.
Fue sorprendente encontrar que, pese a la hume-
dad del muro del retablo y la condensación de ésta
dentro de los nichos, el Patrón Tyety Ñix se encontró
en buen estado de conservación si se lo compara con
las demás imágenes expuestas a condiciones simila-
res, pues lo presentó dos alteraciones muy puntua-
les: dos pequeñas zonas inestables a causa de la hu-
medad. De alguna manera su estado de conservación
estaba asociado a que no sufrió s daños debido a
que él es el Patrón y es muy poderoso, comentó el
sacristán mayor.
El contacto físico con Tyety Ñix es poco permiti-
do. Sólo algunos miembros del Comité pueden ha-
cerlo en momentos muy específicos; por ejemplo:
durante el cambio de vestimenta. Tampoco se per-
mite que cualquier persona pueda tocar la imagen,
ya que sólo lo hacen los sacristanes. Debido a estas
razones, los miembros del comité implementaron
una serie de prevenciones locales que tienen que ver
con su pensamiento y la relación con sus santos.
Realizar un diagnóstico o intervención de una
imagen sagrada implica transitar a terrenos más allá
de la teoría y las metodologías. La aproximación por
parte del conservador-restaurador requiere de un
acercamiento sumamente respetuoso y sensible. Este
caso en particular conllevó una inmersión dentro del
ámbito de lo sagrado, no sólo como un espectador
ajeno o imparcial, puesto que en esos breves mo-
mentos de participación en el ritual, se estableció un
diálogo que permitiría entrar en contacto directo con
algo divino e incluso restringido. Ese diálogo incluía
no sólo dirigirse a los custodios, sino directamente a
la imagen para mencionar las acciones que se le iban
a realizar o para que los procedimientos de estabili-
zación funcionaran.
El ritual que se realizó con el Patrón y con cada
imagen estaba compuesto por permisos y peticiones
mencionadas anteriormente, realizadas a todas la
imágenes por medio del sacristán Crisanto, quien
tiene un contacto muy cercano con ellas. A continua-
ción transcribimos un fragmento de las peticiones
que se le hacían a Tyey Ñix:
Tyety Ñix natüñ permis par Angélica pamyuelyich
uwix paxol ik pa mata ik majñej.
Ik mejch permis ajgey sanatüñ tyiel imbas Tyety
Ñix par mejch permis najtaj Angélica mi ñüty.
Ngumi parang ñinkuej mal, parang ikyuej bien
pamiküly najñej, ajgey satüñ permis mejch permis
xik natüñ, en el nombe del Padre, del Hijo, del Es-
píritu Santo parang bendición niw.
Santo Patrón San Dionisio: te estoy pidiendo per-
miso para que Angélica va a meter sus manos, te
va a tocar para que te arregle.
Que le des permiso, eso te estoy pidiendo en tu
presencia Santo Patrón San Dionisio, para que le
des permiso a la señora Angélica es su nombre. No
te va a hacer mal, te va a hacer bien para que estés
bien, por eso te estoy pidiendo permiso. Te estoy
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pidiendo permiso en el nombre del Padre, del Hijo,
del Espíritu Santo va a hacer una bendición.13
Aunque son muchos los elementos que componen
al ritual efectuado durante la manipulación del Pa-
trón, queremos resaltar el poder de las palabras, es
decir, del lenguaje. Cuando vi-Strauss habló acerca
de la eficacia simbólica14 sobre los cantos de un cha-
mán como medio para curar un parto que se había
complicado, puso de manifiesto el poder del simbo-
lismo por medio del lenguaje. En el ritual para Tyety
Ñix pasó algo similar, pues fue la oralidad en lengua
materna lo que hizo posible el movimiento. También
es evidente el permiso que pide el sacristán al Patrón
ante un contacto físico y directo de las manos de la
restauradora con el cuerpo/presencia de Tyety Ñix,
pues en Umbejats el término imbas designa “presen-
cia”, pero también es la traducción de “cuerpo”, por
lo que no hay una disociación de presencia/cuerpo.
Dentro de ese ritual también se le colocaron sus
vestimentas tradicionales, un paliacate en la cabeza
(el cual es usado con fines rituales en las promesas) y
sobre éste un sombrero. Debido a tales elementos y a
que generalmente se encuentra en su nicho, no es
cilmente apreciable, pues también se busca cubrirlo
y de cierta manera ocultarlo; así, la percepción de
Tyey Ñix es variada: en general se aprecia como un
hombre moreno, de hecho esta cualidad es otra de las
adjudicaciones que le dan los mareños, lo llaman el
Moreno. También han expresado que la gente que va
con buenas intenciones a visitarlo lo mira como “algo
joven”, y los que van con malas intenciones o tienen
malos pensamientos lo perciben como “algo viejo”.
El traslado del Patrón Tyety Ñish fue especial,
pues fue el primero que se realizó durante las prime-
ras horas de la madrugada del 30 de septiembre;
esto lo decidieron por dos razones: primero, para
evitar aglomeraciones, pues si lo hicieran en el día y
13 Queremos agradecer al sacristán Crisanto Canseco, por permi-
tirnos hacer la grabación; y también al profesor Obdulio Muriel
Díaz, por la transcripción y traducción del texto.
14 Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural (Barcelona:
Paidós, 1987), 211-227.
por la importancia del Patrón, la gente asistiría, y
segundo, para que él fuera quien primero llegara a la
capilla alterna. Antes de trasladarlo, se volvió a
ahumar con copal y se le volvió a hacer la petición
para que se dejara trasladar, fue un momento crucial
dentro de esta historia; sin embargo, el Patrón per-
mitió que todo saliera con bien y que el templo toda-
vía se mantuviera en pie.
Durante el recorrido de Tyety Ñix (como en el de
los otros santos), se hizo el rezo correspondiente,
esto mientras uno de los sacristanes ahumaba con
copal el camino del Patrón, que fue colocado en la
parte más alta y central el altar con mucho cuidado.
Aun así, después de permanecer en su nicho conti-
nuaban los rezos, ya que las personas también con-
taban que si al Patrón no le gustaba el nuevo lugar
podría desaparecer, lo cual se encuentra directamen-
te ligado con el mito.
Durante las tardes de los días en los que trabaja-
mos, los músicos tradicionales que caracterizan a las
comunidades ikojts tocaban canciones afuera del
templo antiguo, debajo del campanario. Esta música
no se toca en cualquier momento del año; está reser-
vada para momentos muy específicos dentro de las
festividades de su calendario litúrgico y ritual. Se
trata de melodías que se ejecutan con flautas de ca-
rrizo (o actualmente de PVC) y dos tambores manu-
facturados en madera con piel de venado. Algo que
distingue a esta música tradicional es que se toca
cuando los ikojts están llevando a cabo actividades
de mucha importancia tradicional, lo que quiere
decir que durante el movimiento de los santos está-
bamos inmersos en un momento en el que ellos es-
tán en contacto con lo sagrado.
Cabe resaltar que en todo momento contamos
con el apoyo de los miembros del comité, y aunque
se trabajó arduamente durante todo el día, siempre
estuvieron presentes, a pesar de las dificultades. Sin
ellos no hubiera sido posible, pues además de su
conocimiento, son quienes conocen los códigos cul-
turales que permitieron el movimiento. También
estuvieron atentos a las recomendaciones para la
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conservación de sus imágenes a corto y largo plazo.
Así mismo, nos dijeron que todo había salido bien
gracias al Patrón, ya que él nos había llamado y ha-
bía propiciado que acudiéramos a ayudarlos aun con
las complicaciones ocasionadas por la pandemia.
Después de las mañanitas y varias piezas dedica-
das al Patrón, ya aclarado el día, cómo es su tradi-
ción, se realizó la Mayordomía, aunque con poca
gente y medidas de seguridad como la sana distan-
cia. Para muchas personas que acudieron, ese día fue
realmente emocionante, pues pudieron estar de nue-
vo cerca del Patrón y tuvieron oportunidad de vene-
rarlo, y se observaban satisfechas cantándole a San
Dionisio Tyety Ñix.
Al concluir los trabajos en San Dionisio del Mar,
el encargado del templo nos practiun ritual ikojts
ante el Patrón y los demás santos para pedirles que
pudiéramos regresar con bien y con salud en nuestro
viaje de regreso.
Conclusiones
El tiempo y el espacio en el que se llevó a cabo el
movimiento de los santos y El Patrón Tyety Ñix fue
un hito de fuerte cambio para la comunidad de San
Dionisio del Mar, pues su mito fue trastocado por un
momento de crisis que representaba el estado del
templo antiguo y el posible daño que podría sufrir el
Patrón y los santos. La importancia del ritual está
claramente expresada como medio de solución ante
situaciones adversas, inesperadas e inciertas. En este
caso, el mito y la ritualidad alrededor de un santo
como Tyety Ñix no pueden ser vistos sólo a la luz de
simples historias y costumbres, sino
como parte de un modo de pensa-
miento que significa y reproduce
una realidad concreta.
El trabajo interdisciplinario en la
práctica profesional debe ser visto
como algo natural, pues las discipli-
nas en este caso la conservación-
restauración y la etnografía se nu-
tren y enriquecen notablemente a
través las diferentes observaciones,
visiones y perspectivas aportadas
para la interpretacn y comprensión
del patrimonio, como en esta ocasión.
El ejercicio de la conservación-
restauración con las comunidades
permite obtener información, desde fuentes prima-
rias, a propósito de la relación que tienen los actores
sociales con su cultura material, para interpretar y
analizar por qué es valiosa, cómo se relaciona con su
historia, sus configuraciones sociales, sus visiones y
sentires. Permite otros tipos de diálogos, que van
más allá del objeto y trascienden a terrenos como el
de lo sagrado y el de los saberes. Si bien los especia-
listas no terminarán de entender por completo esos
pensamientos, dicha comunicación permite interpre-
tar de una forma más cercana los fenómenos del
patrimonio y así poder colaborar en su salvaguarda.
La conservación ayuda a que el patrimonio que es
resignificado en el presente tenga una continuidad
de significados, sentidos, intenciones y mensajes a lo
largo del tiempo.
El trabajo de conservación en coadyuvancia con
las comunidades no es algo nuevo, se ha venido
desarrollado institucionalmente desde hace aproxi-
madamente tres décadas, intentando atender las
necesidades que surgen, incluyendo a los actores
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A. Vásquez Martínez / F. de J. Mendoza
sociales, no debería parecer raro o novedoso estable-
cer canales de comunicación y de respeto, escuchar o
identificar las diferentes prácticas que rodean al
patrimonio, además de consultar e informar sobre
las acciones que se realizarán sobre éste.
Los nuevos fenómenos a enfrentar, como la pan-
demia por COVID-19, impacta en nuestro trabajo con
el patrimonio cultural, así como en los discursos que
la gente le atribuye, y repercuten en la forma de
aproximación al Otro; éste es uno de los muchos
panoramas que atravesamos dentro del INAH y en
particular desde la DAIC, por lo que nos tenemos que
adaptar a para seguir brindando nuestro trabajo a
las comunidades.
Estamos muy agradecidos con la comunidad de
San Dionisio del Mar y en especial con todas las per-
sonas que nos estuvieron ayudando con su tiempo y
sus conocimientos, así como con quienes forman Par-
te del Comité del Templo, pues nos apoyaron mucho
para la elaboración del presente artículo. Ante la ac-
tual crisis de salud y económica, y si el Patrón Tyety
Ñix lo permite, esperamos poder continuar apoyando
a San Dionisio del Mar mediante un proyecto integral
para la conservación de sus igenes.