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El agrarismo y la modernidad rural en Veracruz: la mirada fotográfica de Atanasio D. Vázquez (1925-1930)

Elissa J. Rashkin, Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación, Universidad Veracruzana.


Entre las colecciones resguardadas en el acervo fotográfico del Archivo General del Estado de Veracruz existen unas imágenes, fechadas en julio de 1925, que retratan a los líderes agraristas Úrsulo Galván y Manuel Almanza haciendo labores organizadoras y propagandísticas en diversas comunidades rurales de la zona central del estado. En algunas de esas fotografías vemos a Almanza, recién vuelto de su visita a la Unión Soviética, mostrando productos hechos por cooperativas rusas a los campesinos del ejido Salmoral; en otra, Galván y Almanza saludan a un par de agricultores en medio de una milpa de la misma población. Sobresale en particular una imagen de los dos activistas cruzando el río Faisán a caballo, los dos empequeñecidos por el imponente paisaje y, a la vez, engrandecidos por el sentido de su misión histórica: la organización de los comités agrarios y el avance de la lucha por la tierra.

Las anotaciones escritas a mano sobre estas imágenes "explican" su contenido (lugares, fechas, personas, eventos) y a veces agregan comentarios para indicar, además del objetivo de la misión fotográfica, cierta afinidad del escritor con su sujeto. También nos dan, por lo menos parcialmente, el nombre de su autor: A. D. Vázquez. La firma de Vázquez aparece también en otras imágenes de la misma época, sobre todo informes visuales relacionados con la distribución de la tierra y el aprovechamiento de sus recursos naturales; además, en su papel como fotógrafo del gobierno estatal, aprovecha sus giras al lado del gobernador o de otros políticos de filiación agrarista para tomar fotos que, lejos de adular el sujeto político en cuestión, documentan paisajes, sujetos y procesos cotidianos, contextos rurales en sus múltiples dimensiones. Estas fotografías parten de la tradición pictorialista del siglo XIX y principios del XX para documentar la emergencia y activación del campo veracruzano como un espacio de conflicto y de lucha social, donde los campesinos organizados son protagonistas de un nuevo capítulo de la historia revolucionaria.

Atanasio Vázquez, fotógrafo revolucionario

Como es el caso de muchos fotógrafos mexicanos de las primeras décadas del siglo XX, los datos sobre la vida y carrera de Atanasio Vázquez son escasos. A todas luces entra a la fotografía profesional a mitad de la década de los 20, mediante una relación previa con el coronel Adalberto Tejeda, gobernador de Veracruz de 1920 a 1924, y de nuevo entre 1928 y 1932. En abril de 1923, encontramos a Vázquez enviando informes por escrito al gobernador respecto a un violento conflicto de tierras en Soledad de Doblado, un epicentro en ese entonces de la lucha agraria en la zona central de la entidad. En el documento no hay referencia a la fotografía; se trata de un informe escrito detallado, reenviado de la oficina de Tejeda a las autoridades en México.[1]

Un año después, el gobernador Tejeda escribe una carta de recomendación a los altos mandos de Ferrocarriles Nacionales, presentando a Vázquez, "viejo ferrocarrilero, que después de haber colaborado en el gobierno de esta Entidad durante tres años donde se ha hecho especial estimación de sus servicios, desea ingresar al ramo de ferrocarriles", donde también, según el gobernador, destacó en "algunos puestos de importancia&".[2] Sin embargo, después de las elecciones de 1924 entra al gobierno otro militar revolucionario, el general Heriberto Jara Corona, quien, además de otras políticas culturales innovadoras, estimula el uso de la fotografía y la cinematografía en los proyectos del gobierno. En diciembre de 1924, Jara solicita al gobierno federal permiso de importar, libre de derechos aduanales, aparatos cinematográficos de Estados Unidos para fines educativos, y en su informe de 1926 reporta que el Departamento Fotográfico de su gobierno lleva más de diez películas filmadas.[3] En ese departamento Atanasio D. Vázquez empieza a realizar documentales cinematográficos, además de fotografía que da registro de las actividades del gobierno, y en particular la tarea de la Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz.[4]

El agrarismo

Fundada en marzo de 1923, la Liga de Comunidades Agrarias fue en sus inicios una repuesta estatal y ciudadana al nivel de violencia que se había desatado en el campo desde la proclamación de la Ley Agraria de 1915, y del Artículo 27 de la Constitución de 1917, los cuales reconocieron el derecho tanto de restitución como de dotación de tierras para las poblaciones y comunidades que carecían de los medios del sustento más allá del peonaje en las haciendas. Constituida por Úrsulo Galván y otros destacados organizadores con la participación de campesinos de diversas regiones del estado y el apoyo incondicional del gobernador Tejeda, la Liga nació como hibridación entre la ideología radical socialista y el impulso revolucionario representado por el gobierno local, que intentó convertir las nuevas leyes agrarias, difícilmente implementadas en la práctica, en reforma duradera y sustancial.

Ya desde entonces aliado del gobernador, a partir de 1925 Vázquez conjunta la fotografía con la simpatía agrarista. A diferencia de otros fotógrafos xalapeños cuya obra se concentra en documentar los eventos y el entorno físico urbano, Vázquez sale con frecuencia al campo, construyendo informes visuales sobre el desarrollo de los ejidos, el uso de recursos naturales y los procesos de modernización, desde la construcción de escuelas al empleo, entonces novedoso e infrecuente, de los tractores por parte del campesinado organizado. El carácter documental se refuerza en las anotaciones que el fotógrafo escribe sobre la imagen: cuántos habitantes, cuántas hectáreas sembradas, qué cultivos y otros datos relevantes para la administración.

Al mismo tiempo, desarrolla su ojo decididamente paisajista, enfocando su lente sobre ríos, montañas, cañaverales, puentes y barrancas. Aunque muchas veces viaja en compañía de políticos en función —notablemente en una serie de fotos tomadas en la sierra de Zongolica, donde acompañó al diputado Eduardo Cortina en 1926—, en realidad son contadas las veces que su cámara acerca al sujeto político; prefiere la mirada amplia, la toma que contextualiza a los actores en su medio ambiente. El imponente paisaje veracruzano, con sus vastos ríos, su cordillera montañosa y su vegetación exuberante, termina siendo el protagonista de las imágenes de Vázquez, junto con el campesino, quien emerge en esa época como nuevo actor social y protagonista de una lucha con la cual el fotógrafo muestra una clara simpatía.

En octubre de 1925 la Liga de Comunidades Agrarias inaugura su periódico quincenal La Voz del Campesino, editado desde Xalapa por Galván y Almanza, dirigido a todos los comités agrarios del estado. Gracias a una subvención del gobierno del general Jara, el número inaugural es extenso, con portadas impresas en rojo y un contenido gráfico complementario a sus textos escritos. Para ilustrar a un reportaje sobre la recién fundada cooperativa agrarista en el ejido de El Salmoral —proyecto controvertido también financiado por el gobierno jarista—, se incluyen ocho fotos de Vázquez tomadas en esa localidad. Entre ellas, una muestra "un campesino trabajando con su yunta de burros en tierras del Ejido del Salmoral, saluda al compañero Manuel Almanza a su regreso de la Unión Soviética rusa, a donde llevó la representación de la Liga de Comunidades Agrarias del Estado, adherida a la I. Campesina"; en otra, Almanza presenta sus observaciones y comparte productos fabricados por cooperativas campesinas rusas. Las demás fotos muestran tierras del ejido, una escuela en construcción, un tractor y las casas de los ejidatarios. Sobre la imagen del tractor, el fotógrafo anota la siguiente observación: "Si carece Ud. de los medios más indispensables para su subsistencia, únase a sus compañeros de clase". De esta manera, tanto en el texto escrito como en la narrativa visual de Vázquez, el proyecto y el cooperativismo rural en general se presentan como opción prometedora para el futuro.

Cabe señalar que algunas de las más interesantes fotos agraristas que tomó Vázquez durante esta época no fueron tomadas en el campo, sino en los numerosos rituales realizados por la Liga en la ciudad de Xalapa: sus anuales congresos estatales, donde vemos a las masas campesinas llenando el recién construido estadio, y otros eventos ceremoniales, entre ellos los ritos conmemorativos del aniversario luctuoso de Galván a partir de su muerte en 1930. Los congresos, entre otros detalles, muestran la importancia de la memoria visual dentro del mismo agrarismo, ya que los personajes centrales de las fotos exponen al público y a la cámara imágenes de los mártires de la lucha; entre ellos figura, además de los agraristas locales, una de las fotos más icónicas de Emiliano Zapata, quien a pesar de no haber tenido un papel de peso en Veracruz durante los años de la Revolución, ya para la década de 1920 había sido incorporado plenamente al panteón de los héroes del movimiento campesino.

Por otra parte, los homenajes a Galván —realizados en parte por la necesidad de reforzar la unidad de la Liga, ya en crisis por ese entonces, ante la pérdida de su máximo exponente— se convierten en otro elemento de la historia visual: primero, su entierro en el cerro de Macuitepetl, y la posterior construcción de un monumento en forma de pirámide, que refuerza estéticamente la conexión entre el movimiento agrarista y las culturas originarias veracruzanas; luego, la incorporación de la imagen de Galván, y del mismo mausoleo agrarista, a los ritos de la Liga como parte de su proyección desde un pasado y presente difícil hacia un futuro socialista, lleno de esperanza. Aunque hoy en día la fe en el colectivismo marxista-leninista nos puede parecer mal puesta respecto a la situación del campo mexicano (dado los múltiples obstáculos que implicaban las constantes luchas de poder al nivel tanto nacional como estatal y local), la mirada de Vázquez nos revela esta fe en acción, como doctrina de esperanza que tiene el mérito de considerar al campesino no como problema social ni como elemento folclórico del cuadro costumbrista, sino como protagonista y dueño de su propio futuro.

Cabe subrayar que el destino inmediato de la mayoría de las imágenes aún no es del todo conocido, ya que después del número inaugural de La Voz del Campesino (que por falta de recursos disminuía el aspecto gráfico en sus ediciones siguientes), no encontramos evidencias de la participación de Vázquez en la prensa local o regional. Es posible que aportara imágenes a algunas de las 14 publicaciones financiadas por el gobierno en 1932; y antes de eso, es probable que las fotos que tomó durante 1925 del estadio en construcción —una obra costosa realizada con mucha publicidad a nivel nacional— llegaran a la prensa. El logotipo "Paisajes Veracruzanos" escrito a mano sobre una foto de un puente cerca de El Salmoral (1925), sugiere que el fotógrafo también tenía la idea de vender sus imágenes como postales. Sin embargo, las fotos hasta ahora encontradas provienen de colecciones personales, resguardadas en forma de álbum, sin dar indicación de haber reproducidas en otros medios de comunicación.

La cinematografía

En 1925, el mismo año en que Vázquez ilustra La Voz del Campesino y se convierte en fotógrafo oficial del jarismo, también incursiona en la cinematografía. Filma el Estadio Xalapeño desde su construcción hasta su inauguración en septiembre, a la que asisten el gobernador Jara y el presidente de la república, Plutarco Elías Calles. También documenta otros eventos cívicos y culturales de la ciudad. Eso lo sabemos por la prensa de la época, que en algunas ocasiones menciona las películas realizadas por Vázquez y las presentaciones de las mismas. realizadas en giras regionales o bien en el Teatro Lerdo de Xalapa el 24 de julio de 1927, donde le acompañan figuras culturales como el director del Departamento de Educación Estética Popular, Leobardo González, y el escritor estridentista Germán List Arzubide, director de la revista Horizonte.[5] El 4 de agosto, El Dictamen reportó que "el conocido cinematografista jalapeño" había regresado de su gira, con planes de partir nuevamente y llevar sus películas a otras regiones del estado.[6]

Dos meses después, Vázquez se encontraba presentando sus películas en Tampico cuando recibió las noticias del violento desafuero del gobernador Jara, orquestado por el gobierno central del presidente Calles y llevado a cabo con el respaldo de tropas federales. Igual que otros aliados del controvertido general jarocho, el cinematógrafo le mandó un telegrama de apoyo:

Seguramente mi correspondencia no recibióla Jalapa [en este momento Jara se encontraba en México]. Permítome ratificarle mi más sincera adhesión elevando enérgica protesta contra actos diputados venales arrojáronlo Gobierno que pueblo designóle. Mañana paso películas su grandiosa obra en Cine Isabel y si no ordena contrario salgo Monterrey ponerme órdenes Gral. Sáenz efecto combatir infidencia. Salúdolo muy resptte.[7]

El 8 de octubre, ya en Monterrey, Vázquez vuelve a escribir a Jara. Ya no habla de sus negocios cinematográficos, sino reporta su encuentro con el gobernador Aarón Sáenz y pide fondos para su pasaje a México.[8] Dos días después, antes de irse de Nuevo León, Vázquez escribe una vez más, mandando un mensaje en que la alegría causada por el triunfo de sus películas es apagada por la amarga sensación de impotencia respecto a la situación política:

Logré alquilar películas. Salgo esa. Aplausos prodigaron su obra en Tampico así como Jefatura Guarnición autorízanme considerar que su labor pro reconstrucción patria es tomada en cuenta por elementos sanos. Sentimos carecen sus deturpadores por dominarlos personalismo absoluto y ser materialmente incapaces realizar alguna obra en provecho de su pueblo.[9]

Desde la correspondencia de 1923 hasta los telegramas de 1927, la documentación revela la persistencia de los lazos entre el fotógrafo y los gobiernos de Tejeda y Jara. Después de la caída del gobierno jarista, sabemos poco acerca de las actividades de Vázquez y menos aún sobre el destino de su obra cinematográfica. Sin embargo, reaparece en los años 30 como fotógrafo de eventos públicos, en especial los congresos de la LCAEV, lo cual indica que seguía en su papel de fotógrafo oficial durante la segunda administración de Tejeda. En algún momento, de acuerdo con la investigación de Olivia Domínguez Pérez, se traslada a la ciudad de México, dejando la fotografía oficial en manos de Humberto Frutis.[10] Por ello, las últimas imágenes que se han encontrado son de 1936, y su obra producida fuera de la entidad, si es que seguía en la fotografía y cinematografía después, queda aún por descubrirse.

Sus imágenes de esa década parecen dar testimonio de la creciente institucionalización y cooptación de la Liga: desaparecen los símbolos comunistas y, en cierta medida, los sombreros, mientras se aumentan el porcentaje de trajes y de figuras centrales que tienen más aspecto de burócratas que de campesinos. En estas fotos se empieza a perfilar la organización que, lejos de ser una amenaza para el régimen capitalista, se convierte en bastión de apoyo al partido dominante —el futuro Partido Revolucionario Institucional—, una relación corporativa que mantendría hasta nuestros días.


[1] Archivo General del Estado de Veracruz, Fondo Adalberto Tejeda, caja 181, f. 98, 9 de abril de 1923.

[2] Archivo General del Estado de Veracruz, Fondo Adalberto Tejeda, caja 29, ff. 261 y 389, 11 de marzo de 1924.

[3] Archivo General de la Nación, Ramo Presidentes, Fondo Álvaro Obregón-Plutarco Elías Calles, exp. 241-H-V-87, 16-22 de diciembre de 1924.

[4] Heriberto Jara, "Informe que rinde el Ejecutivo del Estado ante la XXX Legislatura el 5 de mayo de 1926", en Carmen Blázquez Domínguez (comp.), Estado de Veracruz. Informes de sus gobernadores, 1826-1986, Xalapa, Gobierno del Estado de Veracruz, 1986, t. XI, p. 5898.

[5] El Dictamen, 23 de julio de 1927.

[6] El Dictamen, 4 de agosto de 1927.

[7] Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU), Fondo Heriberto Jara Corona, caja 11, exp. 432, f. 6448, 1927.

[8] CESU, Fondo Heriberto Jara Corona, caja 11, exp. 432, ff. 6439, 6440, 1927.

[9] CESU, Fondo Heriberto Jara Corona, caja 11, exp. 432, f. 6471, 1927.

[10] Olivia Domínguez Pérez, "Retratos fotográficos de la Revolución mexicana en Veracruz", en Alquimia, año 15, núm. 43, septiembre-diciembre de 2011, p. 51.